Jesús Augusto Sarcos Romero: Descubre los 200 rostros en el Templo de Bayón

El templo de Bayón es un complejo de culto en el centro de la antigua ciudad de Angkor Thom, que se encuentra en la región de AngkorCamboya. El complejo de Angkor, incluido Angkor Thom, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992.​

Jesús Augusto Sarcos Romero


Construido a finales del siglo XII y a principios del siglo XIII de esta era, se terminó durante el reinado de Jayavarman VII. Fue creado en estilo budista. Es sobre todo conocido por sus 54 torres y cerca de 200 enigmáticas caras sonrientes. La selva cubrió este templo hace menos de 100 años, hasta que unos arqueólogos franceses decidieron recuperar estas maravillas y mostrarlas al mundo.

Todas las puertas de entrada a la ciudadela conducen sus avenidas hasta este santuario. Esto muestra la importancia del Templo Bayón para los reyes khmer, que quisieron trasladar su centro religioso y político desde el cercano Angkor Wat.

Según cuenta la leyenda, estos rostros representan al rey Jayavarman VII, que fue el que ordenó construir este complejo, otros piensan que las caras son las de Buda. Lo cierto es que los rostros serenos y las sonrisas dibujadas dejan una sensación de paz en los peregrinos.

La ciudad de Angkor Thom está protegida por una gran muralla de 12 kilómetros, una altura de 8 metros, y de un foso con cinco puertas y cuatro imponentes caras que miran hacia los cuatro puntos cardinales. Investigaciones demostraron que las torres de cuatro caras representan las distintas actitudes del Budismo: la compasión, la caridad, la simpatía, y la ecuanimidad.

Jesús Augusto Sarcos Romero


Estas caras, en grupos de cuatro e idénticas, apuntan a una dirección cardinal, simbolizando la omnipresencia de la persona cuya cara está siendo representada. Según algunos eruditos, las estatuas representan la cara del Avalokitesvara, el bodhisattva de la compasión. Esto es apoyado por las características de la cara, en particular los ojos cerrados y la sonrisa misteriosa, que representan el logro del estado de iluminación.

Otros, sin embargo, han argumentado que las caras representaban al propio Jayavarman ya que tienen un extraño parecido con otras imágenes del rey. También es posible que las estatuas estuvieran destinadas a representar a Jayavarman y Avalokitesvara simultáneamente, permitiendo así que el rey asumiera los atributos del bodhisattva.

Es curioso el hechizo que el templo de Bayón ejerce sobre los turistas: Penetrando, poco a poco, en las entrañas del templo, se van descubriendo auténticos tesoros perdidos en el tiempo. Moles con rostros apacibles que parecen imperturbables al paso de los años, y de la historia.


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