Jesús Augusto Sarcos Romero: Madrid y su aporte gastronómico a la cultura española
Madrid es la capital de España, una de las
comunidades más visitadas anualmente por millones de extranjeros. Es
prácticamente la puerta de entrada obligatoria para ir a Europa, África o
Asia. También es la ciudad más poblada del país, con un estimado de
3.182.981 habitantes, esto según datos arrojados por el censo efectuado
en 2017, cifras que ubican a la urbe como la más poblada de la Unión
Europea, luego de Berlín y Londres.
Muchos son los atractivos que posee Madrid, su historia y cultura son una fórmula perfecta que capta la atención de los turistas. La comunidad posee aspectos modernos y tradicionales, así como elementos de gran majestuosidad como el Palacio Real. La cultura queda expresamente reflejada una lista diversa de museos como El Prado, que posee un legado histórico incalculable que lo llevó a convertirse en patrimonio monumental. La lista de museos la completan: El Paseo del Arte, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Reina Sofía.
La gastronomía de Madrid posee las tradiciones culinarias propias de la época de Felipe II, pero la influencia de otras culturas aportó elementos a la ya privilegiada cocina madrileña.
Es frecuente comprobar cómo el olor típico de la cocina madrileña es el de la fritura en aceite vegetal: los churros (elaborados en las churrerías), los calamares a la romana, la tortilla de patatas, el besugo a la madrileña, los bocadillos de calamares servidos en los bares, las patatas bravas y los chopitos.
Los bares y restaurantes despiden este olor por las calles a casi cualquier hora del día. Según algunos autores, Madrid es una cocina derivada de las prisas de las tascas y figones, platos rápidos que muestran sabores para ser acompañados con vinos exquisitos de la región. Muchas de las propuestas que poseen la denominación «a la madrileña» son originarios de las tascas y tabernas de la capital española.
Muchos son los atractivos que posee Madrid, su historia y cultura son una fórmula perfecta que capta la atención de los turistas. La comunidad posee aspectos modernos y tradicionales, así como elementos de gran majestuosidad como el Palacio Real. La cultura queda expresamente reflejada una lista diversa de museos como El Prado, que posee un legado histórico incalculable que lo llevó a convertirse en patrimonio monumental. La lista de museos la completan: El Paseo del Arte, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Reina Sofía.
La gastronomía de Madrid posee las tradiciones culinarias propias de la época de Felipe II, pero la influencia de otras culturas aportó elementos a la ya privilegiada cocina madrileña.
Es frecuente comprobar cómo el olor típico de la cocina madrileña es el de la fritura en aceite vegetal: los churros (elaborados en las churrerías), los calamares a la romana, la tortilla de patatas, el besugo a la madrileña, los bocadillos de calamares servidos en los bares, las patatas bravas y los chopitos.
Los bares y restaurantes despiden este olor por las calles a casi cualquier hora del día. Según algunos autores, Madrid es una cocina derivada de las prisas de las tascas y figones, platos rápidos que muestran sabores para ser acompañados con vinos exquisitos de la región. Muchas de las propuestas que poseen la denominación «a la madrileña» son originarios de las tascas y tabernas de la capital española.
